19 julio 2007

Egon Wolff


En estos días Egon Wolff debe estar disfrutando de un viaje de placer por España, Portugal, Venecia, Grecia, Turquía y uno que otro paraje más. Mientras aquí, en Chile, se están afinando los últimos detalles para lanzar al mercado “Antología de Obras Teatrales”, libro que constituye la más amplia recopilación de los montajes escritos por el dramaturgo nacional, que se ha caracterizado por sus temática de índole social. Vinculado a la generación de la década de los 50, su acercamiento a las tablas se lo debe a Eugenio Guzmán, actor y director, quien lo invitó a presenciar “La muerte de un vendedor”, montaje que cautivó la atención del joven químico, motivándolo a iniciarse en esta senda que ya había vislumbrado a través de la narrativa y la poesía, inclinaciones fuertemente despreciadas por su familia.Haciendo caso omiso a lo que decían sus padres dejó los tubos de ensayo a un lado, para iniciarse en el camino del teatro. Un día de 1957, Egon le presentó a Guzmán su primer diálogo: “Maní para la novia”, que terminó llamándose “Discípulos de miedo”, obra con la que concursó en el Ituch (Teatro Experimental de la Universidad de Chile), y obtuvo una mención honrosa. Fue ahí donde tocó el tema que cruza por todo su discurso y que terminó trasformándose en columna vertebral de todo su potencial como escritor: “el terror de la clase alta a la pobreza”.Identificado como uno de los autores más prominentes entre los decenios del 50 al 70, su mundo como representador de la sociedad clarifica dos vertientes: la vinculada con las temáticas sociales, atisbos que se enfocan en “Los invasores”, “Flores de papel” y “La balsa de la medusa”. Y aquella donde expone los conflictos internos del hombre. “Estos textos son mi propio aporte, un testimonio que recorre mi trabajo y que no pretende ser el reflejo de la realidad chilena, porque no lo siento así. Pero, que a la vez, sí corresponde a una parte de Chile” dice Egon Wolff acerca de sus obras.Educado bajo la cultura alemana, el dramaturgo siente que su creación teatral siempre ha sido vista como centrada en las problemáticas de la burguesía chilena: “Eso es lo que refleja mi trabajo. Yo no podría escribir una obra de origen popular, lo que no quiere decir que no sienta esa realidad como cercana. Comparto esos sentimientos, por eso mi teatro es una fuerte protesta contra el abuso y la explotación de las clases altas en este país y en el mundo entero”.Temáticas que se pueden apreciar en la antología que durante estos días saldrá al mercado, bajo el sello de la joven editorial Ril. Un trabajo que contiene nueve textos que delinean su obra: “Niñamadre”, “Los invasores”, “Flores de papel”, “Kindergarten”, “Alamos en la azotea”, “La balsa de la medusa”, “Háblame de Laura”, “Invitación a comer” y “Cicatrices”, y un décimo texto inédito “Tras una puerta cerrada”, que escribió durante el 2000.Estos diálogos van acompañados de un prólogo realizado por Eduardo Guerrero, crítico teatral y director de la escuela de teatro de la Universidad Finis Terrae, titulado “De espacios, humanismo y marginalidades: La poética Egon Wolff”.Siendo que este compilado pretende identificar los pasos por los cuales han transitado los temas recurrentes en su dramaturgia, el creador siente haber dejado fuera algunos de sus creaciones como “Parejas de trapo”. “Que es una obra muy importante. Aunque quedó “Niña Madre”, que tiene al personaje que yo más quiero, que es la polla de la niña madre...., una mujer maravillosa que conocí”. Aunque la selección responde más que nada a la extensión del libro, ambos: Wolff y Guerrero, quedaron conformes con los escritos escogidos, porque según el crítico teatral estas obras son las que reflejan el pensar y el sentir del dramaturgo. “Que nos cautiva con escritura profunda, sólida y consecuente. Una escritura que testimonia, a su vez, una visión del mundo que entra en conflicto con hechos que atentan contra la dignidad del ser humano y que denuncia los excesos de las clases sociales que han detentado el poder económico”. Homenaje literarioEsta antología presentada por Ril Editores y financiada por el Fondo Nacional del Libro constituye una especie de homenaje a este hombre que dejó la química a un lado, para iniciarse como prominente creador en las tablas nacionales. Pero esta recopilación no sólo será suerte privilegiada de Egon Wolff, ya que la colección que comenzó con “Antología subjetiva” de Jorge Díaz, continuará a mediados de junio con un tercer tomo dedicado a Alberto Heiremans, bajo el título de “Teatro completo”. Por otra parte, aunque sólo es un proyecto, en carpeta aún se mantiene la idea de realizar un compilado de la obra de Sergio Vodanovic. De hecho, la solicitud ya fue presentada al Consejo Nacional del Libro y la Lectura, que en caso de ser aprobada incluirá 10 textos: 5 décimas inéditas que están en manos de Eduardo Guerrero, más otros títulos como” El senador no es honorable”, “Mi mujer no necesita marido”, “Los fugitivos” y “Nos tomamos la universidad”.


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