La delincuencia cada día más salvaje
Estimados/as amigos/as, quiero narrarles un episodio
gravísimo del nivel que la delincuencia está alcanzado en el país. Hoy en la
comuna de Peñalolén, la mamá de mis hijas fue víctima de un violento
episodio. Ella a las 7:15 horas de la
mañana se encontraba en el paradero de colectivos en avenida Las Torres con
avenida Américo Vespucio. De pronto un vehículo se acerca a toda velocidad y un
sujeto de no más de 25 años saca su cuerpo por la ventana del copiloto y le
toma la cartera, pero como ella la llevaba cruzada, no lograron quitársela,
arrastrándola unos 25 metros. Al no lograr su objetivo, ya que la correa de la
cartera no se corta, la dejan caer y se azota la cabeza contra el pavimento. El
automóvil con los sujetos se da a la fuga. Según los testigos, el vehículo era
moderno de color claro y sin placa patente. El delincuente llevaba una parka
verde clara. Ella terminó con policontusiones (tobillo, pierna, brazo y una
inflamación en el occipital), hematomas y pérdida de conciencia. Quiero dar las
gracias a todas las personas que gentilmente la auxiliaron, en especial, al
señor Fabián. La historia continua, después de 45 minutos de espera en el piso
llega una ambulancia y la trasladan a la urgencia del Hospital Cordillera. La
tienen en un pasillo sin atención médica por cuatro horas, ya que debía ser
traslada a la ACHS. La ambulancia llegó recién a las 13.00 horas. Ya se
imaginan el dolor que ella tenía. En fin, llega a la ACHS y la examinan y ahora
está en reposo con medicamentos. Se debe esperar que la inflamación en la
cabeza baje y descartar otras complicaciones, en particular, las neurológicas.
Gracias al señor Sergio de la ambulancia, al doctor Matute,
a la señora paramédico que se acercó a secarle las lágrimas y a todas las
personas que han llamado y rezado por su recuperación.
Uno se levanta en la mañana y desconoce si regresará en la
tarde. La vida puede dar un giro tan importante de un minuto a otro. En
conclusión, estos delincuentes no respetan la vida de nadie. Cuídense, abran
los ojos y estén atentos. Hay jóvenes que han perdido su camino y son capaces
de quitar la vida por un celular o por una tarjeta BIP. Era obvio el deseo de
no solo quitarle la cartera, sino que dejarla sin vida.
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