05 octubre 2007

Gracias a Violeta Parra


Nació en la ciudad ñublense de San Carlos, el 4 de octubre de 1917, al interior de una familia campesina y musical. Violeta y sus sus ocho hermanos, entre los que figuraron después como cantores populares Hilda, Roberto y Eduardo (más conocido como “Lalo”) terminaron en la capital para cantar cuplés, tonadas y rancheras en bares y quintas de recreo.Violeta novel Se casó a los 21 años con el empleado ferroviario Luis Cereceda y de esa unión se proyectan dos nuevos nombres de la música chilena, Isabel y Ángel Parra. Después de cantar magníficos cuplés en la boite Casanova, Violeta Parra se introdujo en el círculo de los folcloristas capitalinos y e hizo sus primeras grabaciones junto a Hilda Parra en un histórico dúo de hermanas cantoras. Para RCA-Victor registró las cuecas "El caleuche" y "Qué rica cena".De sus viajes iniciáticos al interior campesino llegó a recopilar cerca de tres mil canciones, que luego presentó en los Cantos folclóricos chilenos y Cantos campesinos, que fue editado en París.Violeta creadoraAl mismo tiempo su propia pluma también fue tomando forma y su cancionero original se pobló de versos. Primero de denuncia sobre las mil caras de la injusticia y después sobre desamores fulminantes. Sus primeras canciones originales fueron grabadas en 1953 para el sello Odeón: "Qué pena siente el alma" y "Casamiento de negros". Más tarde vendrían otras: "Corazón maldito", "¿Qué he sacado con quererte?", "Run Run se fue pa’l norte". Grandes penas de amor.Desde 1956, después de un viaje a la Unión Soviética, Violeta comenzó a diversificarse como artista. No sólo tendría canciones propias. Ahora también cerámicas, pinturas al óleo y arpilleras, “las canciones que se pintan”, según sus propias palabras. En 1964, a tres años de haber viajado a París, se convirtió en la primera artista chilena en exponer individualmente en el Museo Louvre.Violeta impulsoraEl acento en la crítica social fue cada vez más tónico. En medio de las convulsiones y levantamientos de los años ‘60 Violeta escribió himnos de combate. "¿Qué dirá el Santo Padre?", "Arauco tiene una pena", "Miren cómo sonríen", “La carta”. Fueron canciones angulares para el advenimiento y la articulación final de la Nueva Canción Chilena. Sus discípulos, sin que ni ella se lo propusiera, fueron los nombres capitales de la música popular moderna: Víctor Jara y Patricio Manns, Rolando Alarcón y Ángel Parra, Isabel Parra y Gitano Rodríguez, Quilapayún e Inti-Illimani.Ahí aparecen entonces canciones contradictorias. La desolación de "Maldigo del alto cielo" y la luz de de "Gracias a la vida", además de piezas históricas como "El albertío", "La jardinera" y "Volver a los 17". Violeta parra regresó de París en 1965 y vivió sólo dos años más, en la Carpa de La Reina, donde fue encontrada la tarde del 5 de febrero de 1967 tendida sobre su guitarra y un revólver en la mano.


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